domingo, 9 de marzo de 2014

‪#‎PapaFrancisco‬ Jesús sabe bien que con Satanás no se puede dialogar porque, ¡es tan astuto! Por eso Jesús en vez de dialogar, como hizo Eva, elige de refugiarse en la Palabra de Dios y responde con la fuerza de esta Palabra. Recordemos esto en el momento de las tentaciones, de nuestras tentaciones: ningún argumento con Satanás, sino siempre defendidos por la palabra de Dios, ¡y esto nos salvará! 09 de marzo del 2014 

Texto completo de la alocución del Papa antes de rezar el Ángelus:


Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El Evangelio del primer domingo de Cuaresma presenta cada año el episodio de las tentaciones de Jesús, cuando el Espíritu Santo, que descendió sobre Él después del Bautismo en el Jordán, lo impulsó a afrontar abiertamente a Satanás en el desierto, durante cuarenta días, antes de iniciar su misión pública.
El tentador trata de apartar a Jesús del proyecto del Padre, o sea de la vía del sacrificio, del amor que ofrece a sí mismo en expiación, para hacerle tomar un camino fácil, de éxito y poder. El duelo entre Jesús y Satanás se produce a golpe de citas de la Sagrada Escritura. En efecto, el diablo para alejar a Jesús de la vía de la cruz, le presenta las falsas esperanzas mesiánicas: el bienestar económico, indicado por la posibilidad de transformar las piedras en pan; el estilo espectacular y milagrero, con la idea de arrojarse desde el punto más alto del templo de Jerusalén y hacerse salvar por los ángeles y, en fin, el atajo del poder y del dominio, a cambio de un acto de adoración a Satanás.
Son los tres grupos de tentaciones, también nosotros los conocemos bien.
Jesús rechaza decididamente todas estas tentaciones y reafirma la firme voluntad de seguir la vía establecida por el Padre, sin ningún compromiso con el pecado y con la lógica del mundo. Noten bien cómo responde Jesús: Él no dialoga con Satanás como había hecho Eva en el paraíso terrenal. Jesús sabe bien que con Satanás no se puede dialogar porque, ¡es tan astuto! Por eso Jesús en vez de dialogar, como hizo Eva, elige de refugiarse en la Palabra de Dios y responde con la fuerza de esta Palabra. Recordemos esto en el momento de las tentaciones, de nuestras tentaciones: ningún argumento con Satanás, sino siempre defendidos por la palabra de Dios, ¡y esto nos salvará! En sus respuestas a Satanás, el Señor nos recuerda ante todo que “no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4, 4; Cfr. Dt 8, 3); y esto nos da fuerza, nos sostiene en la lucha contra la mentalidad mundana que abaja al hombre al nivel de las necesidades primarias, haciéndole perder el hambre de lo que es verdadero, bueno y bello, el hambre de Dios y de su amor.
Recuerda además que también está escrito: “No tentarás al Señor tu Dios” (v. 7), porque el camino de la fe pasa también a través de la oscuridad, la duda, y se nutre de paciencia y de espera perseverante. Recuerda, en fin, Jesús, que está escrito: “Al Señor tu Dios adorarás, y sólo a él darás culto” (v. 10); o sea, debemos deshacernos de los ídolos, de las cosas vanas, y construir nuestra vida sobre lo esencial.
Estas palabras de Jesús encuentran después una confirmación concreta en sus acciones. Su absoluta fidelidad al designio del amor del Padre lo conducirá, después de casi tres años, a la rendición final de cuentas con el “príncipe de este mundo” (Jn 16, 11), en la hora de la pasión y de la cruz, y allí Jesús traerá su victoria definitiva, ¡la victoria del amor!
Queridos hermanos, el tiempo de la Cuaresma es ocasión propicia para todos nosotros para realizar un camino de conversión, confrontándonos sinceramente con esta página del Evangelio.
Renovemos las promesas de nuestro Bautismo: renunciemos a Satanás y a todas sus obras y seducciones, porque es un seductor él, ¿eh? Para caminar por los senderos de Dios y “llegar a la Pascua en la alegría del Espíritu” (Oración colecta del I Domingo de Cuaresma, Año A).

Durante esta Cuaresma tengamos presente la invitación de Caritas Internacional en su campaña contra el hambre en el mundo.
Deseo a todos que el camino cuaresmal que acaba de comenzar sea rico de frutos; y pido un recuerdo en la oración por mí y por los colaboradores de la Curia Romana, que esta tarde iniciaremos la semana de Ejercicios espirituales. Gracias. Feliz domingo y buen almuerzo. ¡Hasta pronto!
(Traducción de Griselda Mutual y María Fernanda Bernasconi – RV).http://www.news.va/es/news/la-mentalidad-mundana-abaja-al-hombre-al-nivel-de

viernes, 7 de marzo de 2014

Evangelio del dia

            Evangelio según San Mateo 9,14-15. 
Se acercaron a Jesús los discípulos de Juan y le dijeron: "¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos?".
Jesús les respondió: "¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán. 


jueves, 6 de marzo de 2014

Para hacer penitencia

Les dejo algunas de la varias recomendaciones que ha dado el Padre Carlos Spahn (Exorcista) para hacer penitencia en estas Cuaresma:
-Privarse una mañana, una tarde o un día de internet.
-Privarse de enviar mensajes con el celular una mañana, una tarde, un día.
-No llamar por teléfono a no ser caso grave un día, dos, tres, etc.
-No mirar televisión un día, dos, tres, etc.
-No escuchar música un día, dos, tres, etc.
-Privarse de cerveza, licor, postre, dulces, botanas, etc.
-Ayunar más seguido y de diversas formas con la comida.
-Comer lo que no gusta.
-Levantarse diez minutos antes, media hora, una hora.
-Levantarse a media noche para meditar la pasión o rezar un Rosario.
-Si estás con deseos de sentarte esperar al menos diez minutos, media hora, una hora.
-Renunciar a fiestas.
-Visitar algún enfermo; ir a la cárcel; hacer limosna.
-Bañarse con agua fría. -Tomar agua templada cuando hace calor.
-Callar cuando se tiene ganas de hablar; hablar cuando no se tiene ganas para compartir.
-Buscar estar con quién me desagrada para poner contento a quién está solo y triste.
-Hablar bien de los que nos caen mal.
-Hacer lo que le guste a los demás y no los gustos propios.
-Estar más tiempo de rodillas.
-Hablar con un pobre de la calle para hacerle pasar un buen rato.
-Invitar a comer a un pobre.
-Regalar alguna ropa u objeto que me gusta mucho a alguien que lo necesite.
-Si eres mujer no maquillarte un día, o no verte un día en el espejo.
-Si eres varón no mirar un partido de fútbol de tu equipo favorito.
2. El padre dio más, y terminó con un "etc". Esto quiere decir que hay muchas más. Lo importante es entender que debe de ser por amor a DIOS y al prójimo para que estas acciones no sean huecas, sino medios para crecer en la santidad de vida. DIOS les bendiga.

viernes, 28 de febrero de 2014

Ustedes lo aman a pesar de no haberlo visto



Esto es para ustedes motivo de gran alegría, a pesar de que hasta ahora han tenido que sufrir diversas pruebas por un tiempo. El oro, aunque perecedero, se acrisola al fuego. Así también la fe de ustedes, que vale mucho más que el oro, al ser acrisolada por las pruebas demostrará que es digna de aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo se revele. Ustedes lo aman a pesar de no haberlo visto; y aunque no lo ven ahora, creen en él y se alegran con un gozo indescriptible y glorioso.1 Pedro 1, 6-8

lunes, 24 de febrero de 2014

Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2014

[TEXTO COMPLETO] Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2014

Queridos hermanos y hermanas: 
Con ocasión de la Cuaresma os propongo algunas reflexiones, a fin de que os sirvan para el 
camino personal y comunitario de conversión. Comienzo recordando las palabras de san 
Pablo: «Pues conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, se hizo 
pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza» (2 Cor 8, 9). El Apóstol se dirige a 
los cristianos de Corinto para alentarlos a ser generosos y ayudar a los fieles de Jerusalén 
que pasan necesidad. ¿Qué nos dicen, a los cristianos de hoy, estas palabras de san Pablo? 
¿Qué nos dice hoy, a nosotros, la invitación a la pobreza, a una vida pobre en sentido 
evangélico? 
La gracia de Cristo 
Ante todo, nos dicen cuál es el estilo de Dios. Dios no se revela mediante el poder y la 
riqueza del mundo, sino mediante la debilidad y la pobreza: «Siendo rico, se hizo pobre por 
vosotros…». Cristo, el Hijo eterno de Dios, igual al Padre en poder y gloria, se hizo pobre; 
descendió en medio de nosotros, se acercó a cada uno de nosotros; se desnudó, se “vació”, 
para ser en todo semejante a nosotros (cfr. Flp 2, 7; Heb 4, 15). ¡Qué gran misterio la 
encarnación de Dios! La razón de todo esto es el amor divino, un amor que es gracia, 
generosidad, deseo de proximidad, y que no duda en darse y sacrificarse por las criaturas a 
las que ama. La caridad, el amor es compartir en todo la suerte del amado. El amor nos hace 
semejantes, crea igualdad, derriba los muros y las distancias. Y Dios hizo esto con nosotros. 
Jesús, en efecto, «trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró 
con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo 
verdaderamente uno de nosotros, en todo semejante a nosotros excepto en el 
pecado» (Conc. Ecum. Vat. II, Const. past. Gaudium et spes, 22). 
La finalidad de Jesús al hacerse pobre no es la pobreza en sí misma, sino —dice san 
Pablo— «...para enriqueceros con su pobreza». No se trata de un juego de palabras ni de 
una expresión para causar sensación. Al contrario, es una síntesis de la lógica de Dios, la 
lógica del amor, la lógica de la Encarnación y la Cruz. Dios no hizo caer sobre nosotros la 
salvación desde lo alto, como la limosna de quien da parte de lo que para él es superfluo con 
aparente piedad filantrópica. ¡El amor de Cristo no es esto! Cuando Jesús entra en las aguas 
del Jordán y se hace bautizar por Juan el Bautista, no lo hace porque necesita penitencia, 
conversión; lo hace para estar en medio de la gente, necesitada de perdón, entre nosotros, 
pecadores, y cargar con el peso de nuestros pecados. Este es el camino que ha elegido para 
consolarnos, salvarnos, liberarnos de nuestra miseria. Nos sorprende que el Apóstol diga 
que fuimos liberados no por medio de la riqueza de Cristo, sino por medio de su pobreza. 
Y, sin embargo, san Pablo conoce bien la «riqueza insondable de Cristo» (Ef 3, 
8), «heredero de todo» (Heb 1, 2). 
¿Qué es, pues, esta pobreza con la que Jesús nos libera y nos enriquece? Es precisamente su 
modo de amarnos, de estar cerca de nosotros, como el buen samaritano que se acerca a ese 
hombre que todos habían abandonado medio muerto al borde del camino (cfr. Lc 10, 25ss). 
Lo que nos da verdadera libertad, verdadera salvación y verdadera felicidad es su amor lleno de compasión, de ternura, que quiere compartir con nosotros. La pobreza de Cristo 
que nos enriquece consiste en el hecho que se hizo carne, cargó con nuestras debilidades y 
nuestros pecados, comunicándonos la misericordia infinita de Dios. La pobreza de Cristo es 
la mayor riqueza: la riqueza de Jesús es su confianza ilimitada en Dios Padre, es 
encomendarse a Él en todo momento, buscando siempre y solamente su voluntad y su 
gloria. Es rico como lo es un niño que se siente amado por sus padres y los ama, sin dudar 
ni un instante de su amor y su ternura. La riqueza de Jesús radica en el hecho de ser el Hijo, 
su relación única con el Padre es la prerrogativa soberana de este Mesías pobre. Cuando 
Jesús nos invita a tomar su “yugo llevadero”, nos invita a enriquecernos con esta “rica 
pobreza” y “pobre riqueza” suyas, a compartir con Él su espíritu filial y fraterno, a 
convertirnos en hijos en el Hijo, hermanos en el Hermano Primogénito (cfr Rom 8, 29). 
Se ha dicho que la única verdadera tristeza es no ser santos (L. Bloy); podríamos decir 
también que hay una única verdadera miseria: no vivir como hijos de Dios y hermanos de 
Cristo. 
Nuestro testimonio 
Podríamos pensar que este “camino” de la pobreza fue el de Jesús, mientras que nosotros, 
que venimos después de Él, podemos salvar el mundo con los medios humanos adecuados. 
No es así. En toda época y en todo lugar, Dios sigue salvando a los hombres y salvando el 
mundo mediante la pobreza de Cristo, el cual se hace pobre en los Sacramentos, en la 
Palabra y en su Iglesia, que es un pueblo de pobres. La riqueza de Dios no puede pasar a 
través de nuestra riqueza, sino siempre y solamente a través de nuestra pobreza, personal y 
comunitaria, animada por el Espíritu de Cristo. 
A imitación de nuestro Maestro, los cristianos estamos llamados a mirar las miserias de los 
hermanos, a tocarlas, a hacernos cargo de ellas y a realizar obras concretas a fin de 
aliviarlas. La miseria no coincide con la pobreza; la miseria es la pobreza sin confianza, sin 
solidaridad, sin esperanza. Podemos distinguir tres tipos de miseria: la miseria material, la 
miseria moral y la miseria espiritual. La miseria material es la que habitualmente llamamos 
pobreza y toca a cuantos viven en una condición que no es digna de la persona humana: 
privados de sus derechos fundamentales y de los bienes de primera necesidad como la 
comida, el agua, las condiciones higiénicas, el trabajo, la posibilidad de desarrollo y de 
crecimiento cultural. Frente a esta miseria la Iglesia ofrece su servicio, su diakonia, para 
responder a las necesidades y curar estas heridas que desfiguran el rostro de la humanidad. 
En los pobres y en los últimos vemos el rostro de Cristo; amando y ayudando a los pobres 
amamos y servimos a Cristo. Nuestros esfuerzos se orientan asimismo a encontrar el modo 
de que cesen en el mundo las violaciones de la dignidad humana, las discriminaciones y los 
abusos, que, en tantos casos, son el origen de la miseria. Cuando el poder, el lujo y el dinero 
se convierten en ídolos, se anteponen a la exigencia de una distribución justa de las 
riquezas. Por tanto, es necesario que las conciencias se conviertan a la justicia, a la 
igualdad, a la sobriedad y al compartir. 
No es menos preocupante la miseria moral, que consiste en convertirse en esclavos del 
vicio y del pecado. ¡Cuántas familias viven angustiadas porque alguno de sus miembros —a 
menudo joven— tiene dependencia del alcohol, las drogas, el juego o la pornografía! 
¡Cuántas personas han perdido el sentido de la vida, están privadas de perspectivas para el 
futuro y han perdido la esperanza! Y cuántas personas se ven obligadas a vivir esta miseria 
por condiciones sociales injustas, por falta de un trabajo, lo cual les priva de la dignidad que 
da llevar el pan a casa, por falta de igualdad respecto de los derechos a la educación y la 
salud. En estos casos la miseria moral bien podría llamarse casi suicidio incipiente. Esta forma de miseria, que también es causa de ruina económica, siempre va unida a la miseria 
espiritual, que nos golpea cuando nos alejamos de Dios y rechazamos su amor. Si 
consideramos que no necesitamos a Dios, que en Cristo nos tiende la mano, porque 
pensamos que nos bastamos a nosotros mismos, nos encaminamos por un camino de 
fracaso. Dios es el único que verdaderamente salva y libera. 
El Evangelio es el verdadero antídoto contra la miseria espiritual: en cada ambiente el 
cristiano está llamado a llevar el anuncio liberador de que existe el perdón del mal 
cometido, que Dios es más grande que nuestro pecado y nos ama gratuitamente, siempre, y 
que estamos hechos para la comunión y para la vida eterna. ¡El Señor nos invita a anunciar 
con gozo este mensaje de misericordia y de esperanza! Es hermoso experimentar la alegría 
de extender esta buena nueva, de compartir el tesoro que se nos ha confiado, para consolar 
los corazones afligidos y dar esperanza a tantos hermanos y hermanas sumidos en el vacío. 
Se trata de seguir e imitar a Jesús, que fue en busca de los pobres y los pecadores como el 
pastor con la oveja perdida, y lo hizo lleno de amor. Unidos a Él, podemos abrir con 
valentía nuevos caminos de evangelización y promoción humana. 
Queridos hermanos y hermanas, que este tiempo de Cuaresma encuentre a toda la Iglesia 
dispuesta y solícita a la hora de testimoniar a cuantos viven en la miseria material, moral y 
espiritual el mensaje evangélico, que se resume en el anuncio del amor del Padre 
misericordioso, listo para abrazar en Cristo a cada persona. Podremos hacerlo en la medida 
en que nos conformemos a Cristo, que se hizo pobre y nos enriqueció con su pobreza. La 
Cuaresma es un tiempo adecuado para despojarse; y nos hará bien preguntarnos de qué 
podemos privarnos a fin de ayudar y enriquecer a otros con nuestra pobreza. No olvidemos 
que la verdadera pobreza duele: no sería válido un despojo sin esta dimensión penitencial. 
Desconfío de la limosna que no cuesta y no duele. 
Que el Espíritu Santo, gracias al cual «[somos] como pobres, pero que enriquecen a 
muchos; como necesitados, pero poseyéndolo todo» (2 Cor 6, 10), sostenga nuestros 
propósitos y fortalezca en nosotros la atención y la responsabilidad ante la miseria humana, 
para que seamos misericordiosos y agentes de misericordia. Con este deseo, aseguro mi 
oración por todos los creyentes. Que cada comunidad eclesial recorra provechosamente el 
camino cuaresmal. Os pido que recéis por mí. Que el Señor os bendiga y la Virgen os 
guarde. 
Vaticano, 26 de diciembre de 2013 
Fiesta de San Esteban, diácono y protomártir 

FRANCISCO 


viernes, 21 de febrero de 2014

Tu camino hacia la pascua

Guayaquil, viernes 21 de febrero del 2014

Hermanos:
Estamos a dos semanas de miércoles ceniza, previo a la celebración del tiempo cuaresmal. Cuarenta días, destinados a hacer un repaso de nuestras conciencias para ponerla frente a nuestro Señor Jesús y con su ayuda transformar todo aquello que no nos deja seguirlo e imitarlo.
No olvidemos de llevar los ramos con los que cantamos "osana." La iglesia tiene la labor de convertir todos estos ramos en ceniza... y esta ceniza sera para nosotros signo y símbolo de lo que somos y lo que valemos. "polvo eres y al polvo volverás."
Este blog es un medio para que en común podamos aprovechar este recurso y caminar juntos por eso os invito a seguirlo, caminemos.

Para que sea mas eficaz para todos:
- participar de misa continuamente
- confesarse periódicamente hasta antes de la pascua.
- compartir con otros hermanos, alguna lectura u otro que me ayude a reflexionar.
- continuar con las practicas de piedad, como el rosario y otras oraciones.
- Suscribirse y suscribir a otros hermanos.
- Las entradas serán publicadas todos los días en continuidad desde el 28 de febrero. con lecturas, reflexiones, vídeos, la palabra del día y noticias sobre la iglesia.


En este tiempo María nos da su mano para que podamos abandonarnos y caminar con ella.